Hace mucho tiempo, cuando se empezaba a navegar por internet y el mercado de los móviles estaba empezando a aflorar, la mayoría accedía a la red desde el ordenador de su casa. En ausencia de móviles, tablets, etc, era el único medio.

El desarrollo web era sencillo entonces: un diseño bonito, una buena experiencia de usuario, un poquito de SEO y poco más... a tener visitas. Cliente satisfecho.

Desde entonces, todo ha evolucionado y continuará evolucionando.

El SEO, un trabajo indispensable

Actualmente, una parte esencial en la creación de una web, es el posicionamiento en los motores de búsqueda o buscadores de internet, como Google o Bing. El llamado SEO que comentábamos antes.

De nada te sirve tener una web si no apareces en las búsquedas que hacen los usuarios. Así, nuestra web tiene que dar lo que se llama una buena experiencia de usuario para satisfacer las necesidades del mismo cuando hace una búsqueda.

Si buscan, por ejemplo, “calzado de montaña”, esperarán encontrar lo que han preguntado (ya sea para comprar, para obtener información sobre tipos, marcas, etc.) en una web atractiva, rápida e intuitiva.

¿Qué pasa si encuentran esto? Estarán más tiempo en ella, y simplificando mucho, entre otras cosas, cualquier motor de búsqueda lo valora y hará que en próximas búsquedas esa web destaque lo antes posible, pues es útil y relevante.

Diseño Web Responsive

Es un hecho: la mayor parte de la navegación por internet se hace, sin duda, a través de un dispositivo móvil. Pero, ¿qué ocurre si entras en una web con tu móvil y (aunque tenga la información que buscas), se ve todo muy pequeño, se ve mal y/o se carga de forma muy lenta? Saldrías corriendo casi seguro.

Esto es lo que pasa hoy día con las webs que no tienen un diseño responsive o cómo diríamos en castellano: diseño adaptativo. El móvil o tablet está visualizando una página que no está ideada ni preparada para verse en pantallas pequeñas. La experiencia como usuario no es nada buena y la web es penalizada en las búsquedas.

Por lo tanto, el tamaño de letra, la lenta velocidad de carga (debida entre otras cosas al peso de las imágenes por ejemplo), la estructura misma de la propia página, los menús de navegación,… todo debe cambiar y adaptarse al tamaño del dispositivo donde se visualiza, ya sea un móvil pequeño, grande o tablets de todo tipo.

Solo de esta manera estaremos otorgando al usuario una experiencia igual o mejor a la que se tenía antes de la aparición de los dispositivos móviles.

Tanto es así, que hace tiempo que en desarrollo web venimos utilizando la filosofía ‘First mobile’ (podríamos traducirlo por ‘el móvil lo primero’). O sea, la base es la versión para móviles y luego buscamos la adaptación para tablets grandes y escritorio, el ordenador de siempre.

Bienvenidos a los los nuevos tiempos del diseño responsive. Adaptarse o morir.