Muchos relacionan directamente la idea de emprender un negocio con importantes cantidades de capital. Sin embargo, este pensamiento está comenzando a desaparecer.

¿Por qué? La invención de las nuevas tecnologías y metodologías de trabajo han permitido que cualquier persona pueda hacer realidad sus sueños a través de las startups.

Hoy entraremos en profundidad en el mundo de este tipo de empresas, que han llegado para revolucionar el mundo de los negocios.

Startup: “Puesta en marcha”

Las Startups son aquellas empresas que son de nueva creación o se encuentran en edad temprana, presentando grandes posibilidades de crecimiento.

Así, este tipo de organizaciones se caracterizan por su carácter escalable, ya que su desarrollo se considera mucho más rápido y eficiente que otros tipos de empresas, gracias al uso de las tecnologías digitales.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Y es que las startups, quizás debido a su rápido desarrollo, muestran mayor riesgo e incertidumbre. Se trata de ideas innovadoras y disruptivas, por lo que su desarrollo y puesta en marcha en el mercado se mostrará algo incierto hasta lograr ese encaje.

Características principales

Idea innovadora

“Plantear nuevas preguntas, nuevas posibilidades, mirar viejos problemas desde un ángulo nuevo, requiere de imaginación creativa y provoca un verdadero avance en la ciencia”.

Esta reflexión nos deja Albert Einstein, y nosotros sentimos que es perfecta para reflejar la esencia de las startups.

El modelo de negocio de las startups nace a partir de ideas originales e innovadoras, por lo que podemos decir que este tipo de empresas compiten en el mercado cambiando las reglas del juego.

Se trata de romper esquemas, saltar patrones definidos y conseguir una mejor forma de hacer las cosas, ya sea resolver un problema, optimizar procesos, crear nuevos productos y/o servicios...

Carácter tecnológico

Las startups se consideran agentes del cambio tecnológico. Eso nos da una pista sobre cual será la participación de la tecnología en este ámbito.

El desarrollo de este tipo de empresas, por tanto, tendrá un fuerte componente tecnológico tanto en lo que respecta al producto o servicio en sí, como en lo que le rodea (su forma de distribución, el marketing digital, la atención al cliente, etc).

Negocio escalable

Uno de los factores que más en cuenta se tienen a la hora de seleccionar las startups: el llegar a más con lo mismo. Esto es gracias al gran potencial de crecimiento que muestran, consiguiendo multiplicar su rentabilidad con la misma inversión.

Así, aquellas startups que ofrezcan un producto o servicio que interese a muchos, siendo capaz de satisfacer las necesidades de todos sus clientes potenciales, tendrán en su ADN el afán de crecer y escalar, en menor o mayor grado.

En este sentido, son las que se dedican al desarrollo de software las que más escabilidad muestran. Estas compañías no necesitan invertir en producción o distribución, por lo que desarrollarán una solución universal que dejarán accesible en la red. Quien se interese por el producto, deberá descargarlo o utilizarlo online (ej. Spotify o Amazon).

Fuentes de financiación

A diferencia de otro tipo de empresas, que suelen recurrir a fuentes de financiación tradicionales (préstamo bancario), las startups se esfuerzan por arrancar con una mínima inversión y el trabajo de los socios fundadores. Esta inversión cubrirá mayoritariamente los recursos básicos para desarrollar la idea del negocio.

Una vez alcanzado un cierto nivel de madurez, es cuando se inicia la fase de crecimiento, requiriendo de una inversión adicional para dar el salto definitivo. Lo más habitual: conseguir capital mediante rondas de financiación o Business Angels (inversores particulares).

¿Sueñas con crear tu propia startup?

Aquellos que tengan una propuesta irruptiva, que disponga de grandes posibilidades de desarrollo, podrán ponerse manos a la obra para iniciar su proyecto en el mundo startup.

Las startups, al fin y al cabo, nacen con el fin de poner remedio a problemas existentes, ofreciendo servicios innovadores en el mercado. Y es que las ideas, normalmente, nacen y se conectan a la propia historia del creador, así que, quién mejor que alguien que conoce el problema, para ponerle una solución.

No se trata de buscar soluciones estrafalarias o inimaginables, sino más bien de estudiar estrategias simples que nadie antes ha puesto en práctica (o, al menos, que nadie haya llevado a cabo lo suficientemente bien).

Y tú, ¿tienes algo que aportar a esta sociedad? No lo consideres como algo de otro mundo, sino algo del tuyo, del aquí y ahora.

“Muchas veces la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas” - Steve Jobs.