Las personas creativas tienen la habilidad de ver el mundo de forma diferentes, de relacionar fenómenos que a simple vista parecen ajenos entre sí, encontrar patrones y generar soluciones.

Si eres de esas personas, ya sabes que el hecho de “convertir una idea en realidad” no solo significa tener una buena idea, ya que será fundamental validarla para poder ejecutarla de la mejor forma. Hoy os hablamos acerca de qué hacer antes de ponerte en marcha con ella.

Primeros pasos a tener en cuenta

En ocasiones cometemos errores por no haber pensado antes las cosas o por no haber planificado. Naturalmente que aún habiendo planeado todo, puedes fallar o te puedes perder, pero te aseguramos que si tienes claro a dónde ir, tienes mucho trabajo hecho.

Lo primero es tener claro todas aquellas cuestiones básicas y elementales, que a su vez son imprescindibles en cualquier plan de acción. Nos referimos a todo aquello que sirva para conocer mejor la magnitud del proyecto y cómo organizarlo.

Te recomendamos dejar por escrito cuál es el espíritu del proyecto, las ganas que tienes, tu mayor motivación… en definitiva, las cosas por las que quieres hacer realidad tu idea. Será la mejor forma de reflejar el verdadero espíritu de tu proyecto y la razón de su creación.

Lo más importante de todo esto es que esos objetivos y ese espíritu se traduzcan en cosas concretas como estas:

Identifica una necesidad

¿Has identificado en el mercado algún producto o servicio que sea viable emprender?

Las mejores oportunidades suelen surgir a través de la identificación de necesidades, ya que una vez identificada una necesidad que no ha sido satisfecha en su totalidad, es posible atenderla a través de un negocio o un producto.

Se trata de ser más rápido y más innovador que la competencia, algo que desde luego no resulta sencillo, al conllevar un riesgo de desarrollo y un coste de oportunidad.

Y es que, te dediques a lo que te dediques: medicina, ingeniería, industria, tecnología, comercio, abogacía… tus productos o tus servicios deberán estar siempre orientados a atender las necesidades de las personas.

Conoce al público

¿Conoces quién estaría dispuesto a consumir tu idea? ¿Qué te hace ser una mejor opción para ellos?

Gustar a todos es una tarea imposible. Si no sucede con las personas, imaginad con las marcas. Así, una vez identificada la idea de negocio, será esencial segmentar el tipo de persona al que vamos a dirigirnos.

Y es que, si no sabes quienes son las personas susceptibles de interesarse por lo que vendes, ¿cómo podrás llegar a ellos? Preocúpate de conocer qué les gusta, qué necesitan y qué les preocupa, para poder comunicarte y conectar con ellos.

Identificar las herramientas

¿Qué recursos tienes y qué recursos necesitas?

Hay que identificar las herramientas que hagan más eficiente la utilización de tus recursos durante el desarrollo de la idea. Hacemos referencia a esta clasificación:

  1. Recursos humanos
  2. Recursos económicos
  3. Conocimiento
  4. Recursos materiales
  5. Recursos web

Enfoque dedicado al consumidor

¿Generarás un flujo de efectivo constante?

Es un hecho: comenzar con el enfoque correcto producirá un impacto acumulativo de “estar enfocado” a lo largo del tiempo. De esta forma, no se deberá perder de vista la calidad del servicio y/o producto, a fin de continuar creciendo.

El emprendedor debe generar interés a potenciales clientes con el enfoque de ventas, sin embargo, siempre debe preocuparnos la generación de valor para el cliente. Será el punto de partida para conseguir posicionar mejor el negocio y en definitiva, conseguir aumentar las ventas.

Equipo talentoso

¡Dime con quién andas y te diré quién eres!

Generar un buen equipo y ambiente de trabajo, que se muestre en sintonía con los objetivos del negocio y que muestre pasión por el sector donde se desarrolle el proyecto siempre será una ventaja competitiva.

Las buenas relaciones acaban significando un círculo virtuoso que hará crecer rápidamente la idea de negocio, por lo que dale la importancia que se merecen las personas que te rodeen en el proceso.

Ya lo hemos comentado en muchas ocasiones, cuando el equipo sea equilibrado, y cada componente aporte conocimientos, la idea emprendedora tendrá más posibilidades de éxito. Así, busca personas con los mismos valores pero con competencias técnicas complementarias a las tuyas.

No temas al fracaso

¿Entiendes que fallar es parte del proceso?

Comprendamos que el emprendimiento es estar preparado para lo peor, pero esperando los mejores resultados. Arrancar un negocio es un gran desafío, pero no es imposible. Una vez que se hayan completado cabalmente los demás puntos, es momento de tomar el riesgo y ejecutar el plan.

¿Quieres no dejar pasar la oportunidad y buscar nuevos modelos para revolucionar tu empresa? ¿Deseas crear una solución o método más efectivo que mejore algunos procesos actuales? ¿Tienes ideas tecnológicas que te gustaría lanzar en el mercado?

Atrévete a abandonar la comodidad y vive nuevas experiencias, verás que a medida que el entorno cambia, se hace necesaria la adquisición de nuevas capacidades y habilidades que tenemos que aprender para podernos adaptar a los cambios.