La imagen que tus futuros clientes tienen sobre tu empresa, es la que conocen a través de internet y las redes sociales. Cuando entran en contacto por primera vez con ella, no puedes estar ahí para transmitirles los valores e identidad de la misma.
Por lo tanto, tu imagen debe ser profesional y corresponderse con el mensaje que intentas transmitir. Esa imagen es la que creará la confianza necesaria para que ese visitante ocasional de tu web se convierta en un cliente real.
¿Qué es la imagen corporativa?
La imagen corporativa es lo que te diferencia de tus competidores y ahora más que nunca, ante la imposibilidad de contactos personales, es lo que facilita la adquisición de nuevos clientes.
Por eso es fundamental que transmita confianza, modernidad y experiencia en lo que sabes hacer. Una imagen con una estética inadecuada o una tecnología desactualizada (en el caso de una web) genera una experiencia negativa en el usuario, alejándole de ti como comprador o posible suscriptor de tu servicio.
¿Cómo crear tu propia imagen corporativa?
Para poder hacer un diseño o rediseño de marca es necesario definir quién eres como empresa, cuál es tu identidad, qué mensajes deseas transmitir a tu público, definir cómo fortalecer tu imagen y crear empatía con tu cliente potencial. La definición de estos puntos es lo que se suele conocer como Branding.
Para completar ese análisis además, se debe estudiar a la competencia y al contexto en el que funcionará tu marca. No es lo mismo un mensaje habitual de una empresa en un blog, que uno específico generado por la circunstancia de distanciamiento social provocado por el coronavirus, por ejemplo.
Una imagen puesta al día
En estas circunstancias tan particulares que vivimos, se pone en evidencia que la identidad de la marca y la empresa en sí son entes “vivos”, que necesitan mantenerse actualizados según el ritmo de los tiempos.
Ahora más que nunca, los logos y comunicaciones de una empresa, a través de su web o redes sociales, deben adaptarse a los nuevos canales de comunicación ya que han cambiado las formas de comunicarnos.
Pero… ¿cómo sabemos que una marca está obsoleta?
Ese dato nos lo proporciona el tipo de logotipo utilizado (las tipografías, formas y efectos aplicados en él), los montajes fotográficos y tipos de composiciones utilizados en las comunicaciones de la empresa (publicidad, flyers, catálogos, etc).
Normalmente, en diseño gráfico y publicidad, los estilos de comunicación van cambiando, muchas veces, adaptándose a lo que nos permite la tecnología: si hace 30 años todos los logos eran de un solo color o 2 por cuestiones de coste (condicionado por los sistemas de impresión), hemos ido viendo cómo el desarrollo de la impresión digital ha reducido costes y nos permite el uso indistinto del color, sombras, montajes fotográficos, etc.
Lo mismo sucede con la gráfica vehicular que ha evolucionado de la impresión de textos recortados en un solo color a impresiones fotográficas, o las páginas web, que inicialmente cargaban un número limitado de tipografías a determinados tamaños o animaciones con Flash y actualmente esas limitaciones han desaparecido permitiendo el uso de tipografías, colores, vídeo o animaciones casi sin limitaciones.
Otro factor determinante en el rediseño son los aspectos conceptuales: la marca ha dejado de transmitir los valores de la empresa, o simplemente, ya no representa los cambios, productos, o nuevos rumbos que toma una empresa.
¿Buscas rediseñar tu marca?
Un rediseño normalmente representa cambios sutiles en una marca, que el público suele percibir muy vagamente o apenas nota, pero que provoca un impacto positivo en la percepción que tiene de una empresa o producto.
Investigaciones de marketing hechas sobre marcas reconocidas como Windows o Apple, demuestran que los cambios de imagen provocan reacciones positivas en los clientes, mayor empatía o refuerzan positivamente la relación que ya se tiene con la marca.
Así que, si estás planteándote darle una vuelta a tu imagen, no dudes en contar con nosotros para ayudarte en el proceso. ¡Estamos aquí para ti!