Como ya te contamos en un artículo previo, usabilidad es la facilidad de uso y efectividad de una página web para un usuario específico y esto se consigue con un diseño centrado en el usuario.

Experiencia de usuario en cambio, es el camino que recorremos para conseguir un objetivo dentro de una web y cómo nos sentimos después de haberlo recorrido: ¿ha sido una experiencia satisfactoria o frustrante?¿has conseguido tu objetivo? Este punto, por lo tanto, engloba al que mencionamos previamente.

Como puedes ver, ambos conceptos están tan relacionados que podrían parecer confusos, pero te los vamos a aclarar. En este post te contaré algunos principios de usabilidad que te harán comprender cómo se consigue que esa UX sea positiva.

¿Cuáles son los principios de usabilidad?

Estos principios que hacen que un producto sea usable son:

  1. Eficacia
  2. Eficiencia
  3. Compromiso/Engagement
  4. Tolerancia a errores
  5. Facilidad de aprendizaje

Eficacia.

¿El producto hace lo correcto? ¿El producto consigue hacer lo que pretendía? Traducido al entorno de una web o app sería: ¿El usuario puede completar sus objetivos (su compra, su búsqueda de información, etc) con precisión?

Imaginemos que estamos haciendo una compra online y debemos colocar el número de nuestra tarjeta de crédito: podemos hacer que ese campo tenga una restricción para que acepte solamente datos de tarjetas de crédito válidas y así reducir la entrada de errores. O también podríamos acotar la cantidad de caracteres del campo (para que no se ingresen números de más) o indicarle gráficamente la cantidad de caracteres que deberá tener ese número. De esa forma, restringimos la entrada de datos incorrectos y de clics innecesarios para el usuario si se equivoca al teclear. Porque no es lo mismo corregir mientras estamos rellenando un campo (porque nos lo indica el mismo campo al detectar un fallo en la escritura), que tener que completar todos los campos, enviar los datos y que luego aparezca un mensaje de error que nos indica que había algo mal y tenemos que comenzar otra vez la operación.

Eficiencia.

Básicamente se trata de la velocidad para completar una tarea. Para definir cuál es la forma eficiente de resolver una tarea, se debe tener claro cómo accederá el usuario a la página: ¿es un e-commerce y el usuario interactuará a través de un teléfono? o ¿será una tarea realizada principalmente desde un ordenador de escritorio? Para resolver estas cuestiones, previamente, debemos haber definido correctamente la “persona” o perfil del usuario a quien destinamos nuestra aplicación o web y el escenario de uso. Podríamos definir también en este punto, cuántos clics se requieren para conseguir el objetivo y preguntarnos si es posible reducirlos.

Compromiso/ Engagement.

Se refiere a la relación que establecemos con el producto. Es decir, si nos “engancha” porque es agradable y fácil de usar, volveremos a usarlo y nos convertimos en fans (seguro que te vienen a la mente marcas que adoras). No se trata solo de que un producto o diseño sea bonito, sino que además funcione bien y cumpla su cometido (que el diseño sea atractivo, que sea legible y fácil de navegar y nos permita encontrar lo que buscamos).

Tolerancia a errores.

Se consigue reduciendo las oportunidades de hacer algo incorrecto. Para ello es importante que haya un lenguaje claro, que los botones sean evidentes, que exista la opción de “rehacer” una acción en la que nos equivocamos, que nos den sugerencias si cometemos un error, para que podamos repetir la acción y podamos, cuanto antes, conseguir el objetivo que queríamos.

Facilidad de aprendizaje.

Los procesos deben ser intuitivos o deben tener una curva de aprendizaje fácil. Un recurso sencillo es trasladar lo que utilizamos en el mundo real, a la acción que queremos realizar. Por ejemplo, poner un icono de una papelera para indicar que es una acción que se puede borrar o deshacer. O también utilizar procesos ya estandarizados, como pintar los links de azul y ponerles la línea de subrayado debajo.

A parte de estos principios, es fundamental tener en cuenta la utilidad de nuestra aplicación o página. ¿Hablamos de una página web con un formulario? Entonces deben ser claros los campos imprescindibles y el botón de envío. Dependiendo de la función, definiremos la estructura y apariencia de nuestra web o app.

Finalmente, tener en cuenta que la usabilidad se puede evaluar en términos numéricos. Una vez que tienes un prototipo se puede testear con usuarios reales, filmando las sesiones y siguiendo unos cuestionarios previamente definidos para detectar los errores de nuestro producto y modificarlos antes de lanzar tu app o hacer público un sitio. Existen herramientas online como Usabilla para hacer este tipo de tests.

Como puedes ver, la usabilidad no es solamente facilidad de uso, debe tener en cuenta varios aspectos para crear un producto y experiencia de usuario exitosa. Si quieres saber más sobre estos temas, te invitamos a leer también nuestro artículo sobre "Experiencia de usuario”.

Mari Carmen. Diseñadora en Boreal Open Systems.